Poke Espectaculos Wiki
Advertisement

Esta será mi novela para el torneo

De qué trata[]

Rosalie, una chica inocente y virgen está en su clase una tarde cualquiera cuando llega su profesor maestro sustituto, ella de inmediato sabe que algo malo pasa pero él la va a obligar a callar la boca si no quiere que cosas malas sucedan.

Capítulo 1: Mi violación[]

Habían pasado ya cuatro horas desde que sonreí por ultima vez, me acomodé un poco mi rizado cabello mientras observaba mi reflejo en la ventana que estaba a mi derecha

-Espero que estés aprendiendo tu castigo-replicó el hombre alto y robusto frente a mi, he de admitirlo era un hombre bastante apuesto para su edad, con cabello corto fino y sedoso que emblanquecía por las esquinas

-Nunca nadie me había hecho esto

-¿Pues no te alegra que yo haya sido el primero?

-No para nada de hecho-dije testaruda

-No me gusta para nada el tono con el que me hablas

Puse mis ojos en blanco durante un instante y evité su mirada, desviándola a mi derecha nuevamente pero él me agarró del cuello violentamente

-Responde ¿Te gusta este castigo?

-¿Qué le sucede? ¡me hace daño!

Sus fuertes brazos alrededor de mi cuello a la vez que placer causaban dolor de rozamiento

-Dime ¿o quieres que recurra a otros métodos para enseñarte?

Las puertas y ventanas estaban completamente cerradas, me agarré fuertemente a la cortina temiendo romperla con la fuerza que estaba aplicando aquel instante mientras el maestro comenzaba a desgarrarme la falda violentamente

-Ahora harás lo que yo te diga ¿entendido Rosalie?

-No ¡Sueltame canalla!-dije entre sollozos pero su cara simplemente esbozó una amplia sonrisa-¡idiota!

Traté de patearlo con todas mis fuerzas pero el ya se había quitado toda la ropa y sus ojos violaban mi inocencia lentamente

Aquella tarde grité con todas mis fuerzas, pero a pesar de eso el lograba hacer que aquello me doliera lo suficiente como para dejarme sin palabras, mi garganta estaba seca y sentía tanto asco de estar en aquellas situaciones con él.

Me presento, mi nombre es Rosalie Gonsalez y lo que acabo de narrar es simplemente algo que me cambio la vida por completo, era Lunes por la mañana cuando yo recién me levanté de muy mal humor, salí de mi casa sin dar siquiera un bocado al pan tostado de mi padre, hacia muchos años que mi madre ya no vivía con nosotros, yo solo vivía con mi progenitor y mi pequeño hermano de 6 años

Asisto a la secundaria RozenMaiden en un pequeño pueblo llamado Osstez al noreste de California, tengo 17 años asi que asisto al último año de secundaria

Mi busto es realmente pequeño lo se y ese había sido el tema de conversación que estaba sosteniendo con mis amigas cuando el profesor de literatura el Dr. Harold Jhonson me pusiera un castigo que no pude evitar

Era esa la razón por la cual estaba encerrada hasta horas de la tarde sola con él, mirándonos por un largo rato antes que aquello sucediera

Volví a zancadas a mi casa con el abdomen aun torciéndose de dolor nisiquiera respondí al saludo que me dio mi padre pues corri a encerrarme en mi cuarto para estar sola

Y las lagrimas comenzaron a correr por mi cara

¿Cómo había sucedido todo aquello? ¿Era yo la culpable? Me sentía tan horrible, tan llena de miseria, y asco por lo que no dude en correr varias veces al baño a vomitar cada vez que recordaba tal suceso

Habia sido la victima de una violación por parte de mi maestro…¿Cómo es que todo eso sucedió?

Me quedé dormida el resto de la tarde hasta que anocheció y nuevamente amaneció, un dia nuevo listo recibiéndome con su brillante sol

Estaba ya nuevamente en mi clase, la clase 406, mis piernas y manos temblaban a causa del trauma de ayer

Mi amiga Sandra se me acerco lentamente al oído susurrando palabras pasionalmente cargadas

-Chiquita ¿Qué te paso ? llame a tu casa pero tu padre dijo que estabas dormida ¿te encuentras bien?

Comence a dudarlo mientras mi cabeza daba vueltas y me obligaba a llorar a su hombro, pero no podía ser tan débil, decidi confesárselo pero….

-Señorita Sandra vaya a sentarse a su sitio de una buena vez

Era él, el Dr. Harold, el causante de todo mi trauma, vestía los mismos pantalones que ayer nisiquiera tenia la vergüenza suficiente como para haberse mudado de ropa, procedió a sentarse

Y aquella fue la hora mas eterna de mi vida, el no paraba de cruzarme miradas llenas de a veces de sensualidad (lo cual me daba asco) o de amenaza (lo cual me daba mucho miedo a la vez) el era un hombre de mucho renombre en el colegio y si se lo decía a una autoridad de seguro no me creerían por mi mala reputación

Evite soltar las lagrimas cuando al final de la clase me pidio acercarme a él

-Rosalie preciosa, ninguna palabra de esto a nadie o tu hermano y tu padre se las verán conmigo, me encargare que tu vida se haga miserable

Eso si que ya no pude soportar asi que ocultando un poco el rímel que se me goteaba por las mejillas Sali corriendo al baño a desahogarme, mi vida estaba totalmente acabada

Evite a Sandra el resto del dia y cuando me preguntaba que sucedia simplemente le decía que era que no había comido nada y estaba en mis días difíciles, no me importaba si no me creía

Quizas si hubiera hablado con Sandra no hubiera pasado lo que iba a pasar

Cuando volví a mi casa y mi padre comenzó a interrogarme con tanta violencia que me hizo estallar de furia y volver a mi habitación decidi llamarla

-Aló ¿Con Sandra por favor?

-Ah no ella no esta, acaba de llamar dice que se va a quedar hasta tarde porque esta de castigo

Estaba haciendo churitos con el cable del teléfono cuando todo esto me tomo por sorpresa como un cubazo de agua fría

-¿Y no le dijo con que profesor se iba a quedar?

-Si si me dijo-respondio su madre al otro lado de la línea- es con su profesor de literatura creo que se llama Harold o algo asi

Deje caer el teléfono sin importar el daño que este hacia, pude oir un débil ¿Rosalie? ¿Qué sucedio?

Aquello era lo mas horrible que pudo haber pasado, Sandra iba a caer en el mismo error que yo, el profesor iba a hacerle lo mismo que a mi y no podía permitirme que esto sucediera

Me acerque lentamente a mi ventana y me deje caer, no me importo el daño que me hiciera y entonces corri, fue a media cuadra cuando me di cuenta que solo tenia un zapato pero ahora lo que importaba era salvar a Sandra cuanto antes….

O correría el mismo peligro que yo

Fin del capitulo 1


Capítulo 2: La muerte me sigue[]

Mi mano se tambaleó lentamente al girar el portillo de la puerta; esperaba encontrar lo peor tras aquel portal de madera fina, supongo que es pino-pensé

-¡Suelta tus sucias manos de mi amiga!-grité al entrar

Y tal como lo supuse, mi amiga estaba tirada en el piso semidesnuda y el Dr. Harold Jhonson se dirigió a mí.

-Rosalie ¿Qué haces aquí?-dijo mientras me agarraba las manos de manera violeta-¡Vete cuanto antes!

-¡No!-protesté yo tratando de soltarme, pero el ejercía una fuerza mucho más poderosa que la mía

-¡Vete de aquí!-gritó el maestro nuevamente, estaba sudando

-¿Ocurre algo malo acaso?-pregunté exaltada, el no respondió nada

-Bien, tú serás la responsable entonces-dijo mientras salía dando un portazo a la puerta.

-¡Llamaré a la policía! ¡Sé donde vive! ¡Maldito!-grité entre sollozos, mis lagrimas comenzaron a brotar libremente mientras marcaba el 911 en mi teléfono celular

-¿Alo? ¿Policia? Soy Rosalie González-comencé a decir mientras me acercaba a la desplomada Sandra, puse una mano sobre su cabeza acariciándola-Estudiante del RozenMaiden, quiero hacer una denuncia a un profesor, ha abusado sexualmente de mi y de una amiga.

-¿En dónde está usted ahora?

-En el colegio, he sido testiga de como abusaba de mi amiga, el sujeto en cuestión ha escapado hace unos segundos

-¿Tiene la dirección del nombrado?-pregunto la operadora al otro lado de la línea

Le indiqué donde vivía mientras lentamente acariciaba la cara de mi amiga que yacía prácticamente dormida, luego de eso colgué la línea

-¿Sandra?

Ella no respondió nada

-¡Sandra, Me asustas!-grité asustada

Comencé a agitarla violentamente desesperada, ahora las lagrimas comenzaban a brotar nuevamente por mi rostro, la golpeé varias veces antes de darme cuenta de lo inminente…

-¡No! ¡No!-grité llorando

La morgue se llevo a mi amiga la rubia Sandra por la noche, yo continúe junto a ella hasta el ultimo momento, secando inútilmente mis lagrimas que nuevamente comenzaban a brotar apenas me calmaba, era una sensación tan horrible

La culpa era mia totalmente, si yo le hubiera hablado en la mañana y le hubiera contado lo que sucedia, tal vez hubiera hecho algo, entre las dos se hubieran ayudado y no hubiera cometido el error de largarse a su casa dejando a su amiga sola con aquel sujeto a quien ahora conocían como el Violador

Les conté la situación a los policías cuando llegaron, a los doctores y a todos los que pasaban por ahí aquella tarde, quizás era la culpa que carcomía mi alma la que me obligaba a hacer cosas que debi hacer dicho hace mucho tiempo, ahora ya no servia de nada, El Dr. Harold se había dado a la fuga y todos lo buscaban

Me desplome en mi cuarto a la madrugada, era horrible pensar que al día siguiente aun tenía colegio, me di cuenta que alguien estaba a mi lado, quien con su voz calmadora me preguntó

-Quiero que me cuentes todo

Era mi padre, ya no pude mas y me desplome a llorar en su hombro, ¿Cuántas veces había llorado aquel día? Eran incontables. Comencé mi narración, primero lentamente mientras el acariciaba mi cabello compartiendo las lagrimas, en eso nos parecíamos mucho, sus ojos color aceituna me miraron mientras me decía

-Empaca tus cosas, nos iremos de esta ciudad…

-¿Por que?

-Para siempre-dijo el cerrando la puerta tras el

No sabía si agradecer aquel gesto, pero crei que era lo mejor para mi aquel momento, ya no tenía a nadie en aquella ciudad, nadie que se preocupara por mi además de mi padre.

Papá tenia una furgoneta color verde que solia conducir siempre, durante muchos años me había avergonzado de ella pero ahora parecía ser mi única manera de escapar de todo aquello que había sucedido

Empaqué mis cosas lentamente, dejando todo atras, decidí dejar una rosa a la entrada de mi casa, subi lentamente a la furgoneta y me acomodé en el ultimo asiento

Mire a la ventana mientras las gotas de rocio del cielo caian lentamente y Papá conducía con mi hermano a su lado, hablando de cosas sin importancia, mi hermano era un gran fan de Jhon Cena de las luchas de la WWE No me di cuenta que me quede dormida sino cuando ya toda la tragedia había sucedido, mi padre me despertó diciendo

-¡Rosalie! ¡Despierta, nos hemos accidentado!

Mi vida era un asco, note que mi frente sangraba ligeramente y observe frente a mi una ambulancia que se llevaba el cuerpo de mi pequeño hermano lejos de aqui.

Fin del capítulo 2

Capítulo Final[]

Me encontraba dentro de una enorme sala de hospital, con blancas paredes adornadas con viejas lámparas, en aquella habitación estaba el cuerpo de mi hermano, inerte sobre una cama y cubierto con una blanca sabana hasta la cara.

Ya mis ojos eran incapaces de crear más lágrimas me dolía tanto en el alma todo lo que me estaba sucediendo. Mi padre me llevó fuera de esa habitación y estuvimos afuera en el pasillo en un gran silencio mirando los pasos de la gente.

-¡Rosalie!-me susurró mi padre por centésima vez ese día, yo simplemente ya no tenía oídos para él. ¡Él había sido el culpable de todo!- Te lo juro, no me dí cuenta que aquel camión…yo sólo…perdí el control y cuando me dí cuenta ya estábamos accidentados.

Aquella fue una de las pocas veces en las que mi padre rompió en llanto, por siempre había sido un señor rudo y fuerte en el exterior, y muy escasamente mostraba sus sentimientos, aquella era la primera vez que lo hacía frente a mi. ¿Debería sentirme orgullosa de eso? Abrazarlo y ayudarlo a olvidar la culpa. Quisiera eso, sí pero otro lado de mi cerebro me ordena de debo hacer algo, algo que me impide creerle a él ¿Qué es?

Simplemente asentí con mi cabeza, evitando que otra vez las lágrimas comenzaran a correr por mi rostro, ya me dolían los ojos…y no solo los ojos, también el alma. Evité con cierto desprecio su abrazo y una parte de mi corazón se arrepintió, sin embargo tuve que ser dura.

-Lo siento papá…no sé si creerte, hay tantas cosas que me han pasado últimamente, que no sé si…no lo sé…-dije lentamente a cada palabra un nudo en mi garganta se iba haciendo cada vez más fuerte, observé alrededor, ya no estaba en el calor de mi hogar, en su lugar había un frío pasillo de hospital, tan vacío tranquilo y pulcro que me daba asco, la gente se entristecía aun más en aquel sitio.

-Hija, ya no tenemos a nadie más en este mundo. Tu pequeño hermano se ha ido para siempre, me duele pero creo que debemos intentar lo máximo posible por unir nuevamente nuestros lazos de padre e hija.

Lo miré, sus ojos eran exactamente iguales a los míos, no había duda alguna. De pronto vino a mi mente aquel trauma y de mi boca salieron las palabras y ya no las pude controlar.

-Yo solamente quiero morir papá, ya no tengo razones para estar en este mundo.

Mi padre se quedó con el aliento frío, verme decir aquellas palabras, incluso yo comencé a temblar, aquello era verdad en parte.

-No digas eso-me dijo agarrando mi mano, yo la solté de inmediato.

-Lo lamento papá, no hay nada, repito, nada que puedas hacer para remediar todo el dolor que se aloja en mi ser.

Y con el mayor dolor del mundo fluyendo por las venas de mi cuerpo hasta llegar a mi corazón, despreciando cualquier lagrima que pudiera aparecer en el camino, me puse de pie, agarré mi chaqueta de cuero color caqui y salí del hospital, dejando a mi padre con el corazón mas destrozado que nunca. Comencé a soltar unas lágrimas más cuando llegué a la oscura calle de madrugada, llena de charcos de agua ocasionadas por la lluvia que había caído torrencial sobre nosotros.

Caminé, no sabía nisiquiera en donde estaba, y era como estar en un sueño del que jamás quisiera despertar, yo simplemente caminaba mientras la gente veía como me destrozaba por dentro y por fuera, no sé por donde fui, pero siempre habían personas mirándome la cara y algunos se molestaban en preguntarme qué pasaba pero yo simplemente los ignoraba.

Lloré sin control hasta que amaneció, hasta que amaneció y mis pies se cansaron tanto que cada paso me dolía mucho más que el dolor con el que cargaba mi corazón, me desplomé en medio de una vereda viendo pasar a la gente.

Permanecí un buen momento en silencio, fingiendo estar muerta, tratando de dejar mi mente en blanco, algo realmente difícil para mí, comencé a respirar lentamente, como si cada suspiro se esfumara en el aire con la grandeza de un adiós.

Comencé a ver las primeras luces del día, levantándose sobre mi cabeza, había amanecido y poco a poco la tranquilidad que invadía y me contagiaba comenzó a enbulliciarse más hasta tal punto en el que aquella calle en la que estaba se había convertido en un autentico mercado, con gente de desagradable aspecto caminando de aquí para allá, vendiendo o robando, yo seguía en mi pequeño rincón alejado de todos ellos.

-Gitanos-susurré de una manera tan dolorosa y a la vez tan tranquila, ya ni me daba miedo estar ahí.

Las risas de la gente llegaban a mí y se esfumaban tan rápido, como si todo aquello fuera un sueño, como si poco a poco estuviera esfumándome de este lugar.

Comencé a ver delante de mis ojos, los pocos recuerdos que me quedaban de mi madre, de mi padre siendo feliz junto a ella, junto a mi y junto a mi hermano, ya todos ellos se habían ido para siempre de mi vida, vi de nuevo a Sandra y al resto de mis amigas, amigas que he tenido a lo largo de mi corta vida, todas ellas habían marcado mi ser de alguna manera…

Y mientras más vueltas daba mi mente por las personas, y las desgracias, más los extrañaba, y más mi conciencia comenzaba a decirme que no me rindiera.

Detrás de mi había un negocio de brujería a cargo de una vieja gitana, entré dejando de lado mi estatuismo, y lentamente entré por aquel lugar, sus paredes eran negras y apestaba de cierto modo, ellas estaban decoradas con todas las cosas imaginables, cosas de oro, calaveras y perfumes caros.

En medio de la sala una vieja gitana con arrugas y verrugas a lo largo de su piel canela me saludaban y me daban la bienvenida para que me sentara.

-¿Qué deseas pequeña?

-Yo-comencé a balbucear- no lo sé, no sé qué hago aquí

-¿Te has perdido acaso?

Me daba miedo.

-Sí, le conteste-y de pronto me armé de valor.

No supe como, no tenía ni dinero y sin embargo ahí estaba yo, contándole todo lo que me había sucedido desde el día de mi violación, todo absolutamente todo con lujo de detalles se lo conté hasta que las lagrimas pudieron más que las palabras y me derrumbé a llorar en su mesa de piedra.

-Yo te puedo ayudar pequeña, descuida…yo…de alguna manera he sido la que te he causado eso.

Me sobresalté y pedí una explicación.

-Lo que sucede es que, hace unos días llegó un doctor de un popular colegio, con una foto tuya y me pidió que por favor te hiciera la brujería para que cosas malas te sucedieran

No podía creerlo, de pronto todo mi ser se llenó de desprecio y asco por aquella mujer. ¿Luego de haberle contado mi vida me hacía eso?

-Te debo una disculpa-dijo ella, se dio la vuelta y pude ver claramente que mi foto estaba en medio de unas pinzas negras encendidas en fuego, como parte de un ritual, la gitana agarró la foto y me la entregó poniéndola en mis manos. Estaba calientita.

-Descuida Rosalie, no tienes nada por qué temer, tus desgracias acaban aquí y ahora mismo. Yo me encargaré de ese señor…yo solo acepté por la cantidad de dinero que me ofrecía pero luego de oir tu historia, estoy totalmente arrepentida, y me da asco este dinero.

La gitana agarró un manojo de billetes y los arrojó al piso, escupió y pisó.

Yo aún no salía de mi shock, traté de detenerla diciendo que no importaba, pero ella insistía, hasta que agarró algo de su bolso, un muñequito de tela al que entre las dos le pusimos el nombre del profesor Harold Jhonson. La señora, quien luego me explicó que se llamaba Natalie, agujerió todo su cuerpo con agujas y al final le prendió fuego y lo lanzó por la ventana para que los perros se deshicieran de él.

-Te llevaré al hospital con tu padre-dijo ella, me agarró de la mano, cerró su negocio y comenzamos a viajar por la ciudad nuevamente, aquel viaje me resultó mucho menos largo y hasta más placentero puesto a que llegué a entablar una amistad con la señora Natalie.

Cuando llegamos al hospital me dieron la noticia que mi padre se había ido muy deprimido hacia el puente hacia algunas horas. Grité de desesperación y comencé a correr hacia aquel sitio, no estaba muy lejos del hospital.

Cuando llegué mi a mi padre en el borde, a punto de lanzarse al río.

-¡Papá! ¡No!

-¡Rosalie! ¡Vete de aquí! No quiero que me veas hacer esto.

-No papá por favor…¡No lo hagas!

-Tú misma lo has dicho Rosalie, ya no hay razones para vivir…¡Vete de una vez! Tengo que hacer esto.

-Papá no lo hagas, te lo suplico-mi padre estaba al borde ya, temía acercarme más a él por miedo a que se lanzara de una vez.

-No tengo a nadie en este mundo, perdí a mi esposa y a mi hijo…

-Me tienes a mí-grité y esto pareció sorprenderle- Yo, Rosalie, soy tu hija y aún me tienes a mí, y lo que es mejor, yo aún te tengo a ti, y dependo completamente del amor que me has brindado toda la vida, si te lanzar por ahí me dejarás sola en este mundo. ¿Es eso lo que quieres?

Mientras pronunciaba cada palabra me había ido acercando a él estratégicamente, hasta que él ya no pudo más, se dio media vuelta y me abrazó, yo lo abracé también.

-¡Te quiero papá! ¡Te quiero! No me dejes nunca.

-Nunca hija mía, Rosalie, te quiero, te quiero con todo mi corazón.


Y juntos nos lanzamos al agua, con el miedo corriendo por nuestros corazones pero hace mucho que ya no temíamos, nos teníamos el uno al otro…Hasta que tocamos el agua.

-¡Wow! Eso ha sido increíble…-dijo Natalia, o como yo comencé a decirle “abuelita”

Estabamos en nuestra nueva casa, acababamos de lanzarnos del nuevo tobogán que compramos hacia la fresca piscina, mi papá y yo nadamos hasta la orilla donde nos esperaba mi abuelita Natalia.

Papá y yo comenzamos una nueva vida, Natalia se convirtió en nuestra ama de llaves y yo ocasionalmente la llamaba abuelita, era una mujer muy bondadosa y me había ayudado –no le digan a mi papá pero a veces aprendo brujería de ella :P-

Papá conoció a una mujer muy hermosa con quien salían ocasionalmente, él solía estar muy nervioso antes de cada cita pero ahí estaba yo para ayudarlo. Le ayudaba a atarse la corbata y le decía lo guapo que estaba antes de mandarlo en su cita. Estaba muy emocionada por tener una nueva mamá, y más aún por ver nuevamente a papá feliz junto a una mujer.

Yo por mi parte me dí una oportunidad junto a un chico skater de mi ciudad llamado Lewis, él me enseñó muchas cosas y juntos pasábamos las tardes en las calles riendo y jugando junto a un nuevo circulo de amigos y amigas que encontré.

Jamás les conté del accidente de la clase 403. Y nunca planeo hacerlo.

Hace unos meses habíamos recibido la noticia que el Dr. Harold Jhonson había explotado en mil pedazos junto a la clase 403. Y nada podía ser más perfecto ahora.

Fin

Advertisement